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Trabajo colaborativo: construir conocimiento y convivencia

Contenido para estudiantes y docentes

Ante la emergencia sanitaria actual, la Universidad optó por las clases virtuales como estrategia para continuar con sus actividades educativas. En este panorama, en el que no nos podemos reunir físicamente, es importante que los profesores y estudiantes continúen fomentando la interlocución e intercambio permanente, para lo cual las herramientas tecnológicas empleadas con un sentido pedagógico claro, pueden ser un medio que nos permita seguir conectados en la construcción del conocimiento y en la consolidación de la dimensión social que compete a la educación.

En la modalidad virtual, al igual que en la presencial, se pretende fomentar espacios que ayuden al individuo a reconocerse como persona dentro de un grupo, a desarrollar inteligencia emocional y capacidad de relacionamiento que le permitan enfrentar con éxito tensiones personales, familiares y sociales, cada vez más frecuentes en nuestro medio.

Nos referimos en este artículo al trabajo colaborativo como una de las estrategias pedagógicas privilegiadas en buena parte de los modelos de educación virtual, por considerar que hoy el aprendizaje está más encaminado a la construcción colectiva del conocimiento que a la transmisión de información. En estos nuevos escenarios la comunicación, la interacción, el intercambio, constante cobran un papel preponderante en el aprendizaje, pues se parte del principio de que cada individuo puede aprender más y mejor cuando trabaja en colaboración con otros, que cuando lo hace de forma individual e independiente.

Resolver problemas, analizar situaciones, plantear alternativas de solución en un mundo altamente complejo, exige el abordaje desde distintas perspectivas, capacidades y disciplinas. Ello no podría ser posible desde la mirada de un solo individuo; se requiere de la participación conjunta e interdependiente de equipos humanos que persigan metas comunes, pero que, desde su propia individualidad, puedan aportar al mejor entendimiento y transformación creativa de la realidad.

El trabajo colaborativo es una estrategia de enseñanza – aprendizaje, fundamentada en la participación de grupos pequeños al interior del aula (física o virtual), que comparten metas, saberes, capacidades y recursos para el logro de un objetivo o consolidación de un proyecto común. No es una idea reciente, pues desde 1870, con el trabajo cooperativo propuesto por Francis Parker, fue instaurándose como estrategia pedagógica que se sustentaba en ideales democráticos y libertarios al interior de las aulas de clase.

El trabajo colaborativo exige una serie de elementos y habilidades para que sea exitoso y productivo: autonomía, empatía, respeto por la diferencia, capacidad para tener en cuenta los puntos de vista de otros, para conciliar y negociar; habilidades organizativas y facilidad de expresión para entender y ser entendido por otros.

La interdependencia positiva es una de sus características principales y, tal vez, la que hace que esta estrategia se diferencie de un trabajo grupal, típico. La interdependencia positiva alude a una relación de dependencia recíproca en la cual, cada uno aporta y recibe de los otros, necesita y es necesitado por los otros para lograr los objetivos de aprendizaje. Según González V. (s.i) “La interdependencia positiva se consigue cuando el alumnado comprende y siente que el éxito en la tarea planteada solo es alcanzable si cada miembro del grupo tiene éxito de forma individual”. Se habla de interdependencia de metas, recursos, recompensas o sanciones y roles.

El aporte individual es otro aspecto fundamental del trabajo colaborativo, puesto que permite la identificación clara, explícita y diferenciada del aporte de cada uno de los participantes y es en el trabajo en equipo donde se interrelacionan y complementan.

Dicho esto, aquí le presentamos algunas recomendaciones para implementar de forma exitosa el trabajo colaborativo:

  1. Parta del diseño de una actividad, en la que pequeños grupos de estudiantes deben alcanzar una meta concreta. Esta puede ser: escribir un artículo, desarrollar un proyecto, analizar un caso, resolver un problema, construir un prototipo, etc.
  2. Designe compromisos y responsabilidades claras y roles específicos para los distintos integrantes del grupo.
  3. Normalmente los grupos son heterogéneos, sus integrantes tienen diferentes habilidades, competencias y ritmos de trabajo. Analicen y tengan muy presentes, entre todos, los puntos fuertes y débiles de cada uno.
  4. Solicite a cada equipo la elaboración de un plan de trabajo con el cual se logre la meta. Este plan debe precisar objetivos, estrategias, actividades, recursos, responsables y fechas.
  5. Identifique y sugiera herramientas de comunicación y de gestión de información para que el grupo pueda hacer el respectivo intercambio e interacción. Por ejemplo, espacios de foro, chat, salas de Zoom, espacios para construcción colaborativa como documentos en línea, entre otros, blogs y wikis.
  6. ¡La comunicación constante, clara y efectiva, es fundamental! Profesor y estudiantes definan una dinámica de comunicación periódica, a la que el docente pueda hacerle acompañamiento y seguimiento.
  7. Abra espacios de diálogo para reflexionar sobre las habilidades de trabajo grupal, fortalezas y oportunidades de mejora.
  8. Diseñe una estrategia de evaluación que reconozca de manera diferenciada el aporte individual y el logro grupal; así mismo se deben evaluar las habilidades de trabajo colaborativo. Fomente la auto y coevaluación.

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